martes, 24 de abril de 2018

Instrumentos de coaching

Es frecuente que los formadores sigan una formación, sigan un curso o estén preparados para disponer de herramientas de formación al principio de su formación, lo cual es comprensible, porque cuando se empieza, pueden servir como una "bala". Estas herramientas ofrecen numerosas ventajas durante la sesión, pero también conllevan una serie de peligros.

Con las herramientas de este texto, queremos referirnos a ejercicios, juegos, técnicas, dinámicas, que se ofrecen al cliente en sesiones fuera de las preguntas planteadas.

El Coaching saca sus herramientas de diversas disciplinas: desde la PNL, pasando por la terapia, la empresa, las constelaciones familiares, el mundo del deporte, la animación social y cultural, la educación, la literatura... y sobre todo de la creatividad del coach y del coach para crearlas en la propia sesión.

Estos pueden ser muy útiles durante la sesión porque invitan al cliente a experimentar la experiencia visual, auditiva y kinestésica. El componente metafórico ayuda a generar conciencia dentro de la sesión misma.

Sirven como anclajes y recuerdos para el entrenador cuando está fuera de la sesión.
Son un excelente medio de comunicación y promueven la participación del cliente, especialmente cuando se trabaja con niños y jóvenes o en equipo.
Facilitan el uso del humor en las sesiones y permiten al cliente construir una sesión si el formador es lo suficientemente flexible en la presentación e implementación de la herramienta.
Además, ayudan a movilizar a una persona cuando está encerrada durante una sesión.
El uso de herramientas tiene muchas ventajas, pero también hay peligros.

Esta herramienta estará a la mitad de la sesión. Esto significa que la herramienta es importante y el entrenador pierde al cliente. Se centra más en la herramienta y su correcto desarrollo que en lo que el cliente necesita. Escuchar lo que sucede durante la sesión, el respeto y la presencia son la clave para asegurar que esto no suceda.
Herramientas sin propósito. Las sesiones de coaching se llevaron a cabo con un objetivo en mente (no sólo en términos del proceso, sino también en términos de las sesiones). Si el coaching tiene lugar porque el cliente experimenta una caja de herramientas sin dirección, entonces ya no tiene sentido. No debemos olvidar que el coaching es un proceso de gestión que también está en línea con los valores y sistemas del cliente.
Visión de los instrumentos responsables del cambio. Se les concederá el derecho de modificación. "Esta herramienta es muy poderosa. Estas herramientas no causan cambios, los cambios son hechos por los clientes. Así como el martillo no clava clavos, los clavos son clavados por una persona con un martillo y sin esta persona el martillo es inútil.
Las herramientas se "gestionan" como protocolos. A veces esto se entiende siempre de la misma manera y se dice que el cliente es resistente y no entra en la herramienta. Si usted entiende cómo funcionan y las presenta al cliente como algo que puede construir durante la sesión, las herramientas nunca se repetirán de la misma manera. La creatividad y la flexibilidad son las competencias básicas de un coach.
Inserte la herramienta en el zapato. No es el pie el que se adapta al zapato, sino el zapato el que se adapta al pie. O como formador has preparado una gran herramienta, pero el cliente "pregunta" sobre ella durante la sesión. Con esto queremos decir que sus palabras suenan como una herramienta en la cabeza del entrenador.
Herramientas guiadas. Estos instrumentos a veces aumentan la conciencia, pero no sabemos cuáles. Al utilizar una herramienta para guiar al cliente, el entrenador lo hace consciente de algo en lo que cree, pierde la perspectiva del coaching. Es importante que permanezcas `limpio' en todo momento, para que puedas desarrollar tu propia forma de trabajar.
Herramientas como el embellecimiento de la sesión o los capacitadores. Durante la sesión, el cliente es el héroe de su proceso, no el formador o las herramientas. Parece que el éxito de este proceso se debe a lo que el formador sabe hacer y no a los recursos, esfuerzos y acciones del cliente.
El principio de parsimonia dice que la opción más simple es siempre la mejor.

Por lo tanto, una pregunta simple y bien formulada en el momento oportuno, porque proviene de la relación y la presencia, puede ayudar tanto como una herramienta muy poderosa. Reemplazar el capacitador o la metodología con herramientas crea sesiones agradables pero ineficaces y prolonga innecesariamente los procesos.